Miltina PROBALANCE® 3
Nuestro preparado lácteo de crecimiento para niños a partir de los 12 meses
Con el embarazo, todo tu mundo se pone patas arriba. Tu cuerpo cambia, tus hormonas son una montaña rusa y a menudo no sabes lo que te espera. Con nuestra guía útil, estamos a tu lado durante el embarazo para aportarte valiosos consejos acerca de nutrición y de cualquier otra cosa que pueda preocuparte mientras te preparas para el parto.
El parto está a la vuelta de la esquina. Sin duda estarás pensando ya en qué viene después. Estamos encantados de ayudarte para que estés lo mejor preparada posible.
El gran momento está a la vuelta de la esquina: dentro de nada saldrás de cuentas. Para que ni tú ni tu pareja os olvidéis nada en medio de tanta emoción, deberías ir pensando en qué llevar en tu bolsa para el hospital. Hemos preparado una lista útil para ayudarte. Te aconsejamos tener todas estas cosas listas en una bolsa desde el 7º mes, por si el bebé decide llegar un poco antes de lo previsto.
Nuestro consejo: Ten tu bolsa en un sitio visible y de rápido acceso, en caso de que al bebé le dé por sorprenderos a todos con una llegada anticipada. Sobre todo, ¡recuerda decirle a tu pareja dónde la has puesto!
Documentos importantes
Para ti
Para el bebé
Para salir del hospital
Hay una sola regla a la hora de alimentarte durante el embarazo: sano y variado. No tienes que cambiarlo todo. Aliméntate tan sano como puedas para que tú y tu bebé recibáis todos los nutrientes importantes que necesitáis.
Tu bebé necesita gran cantidad de proteínas para el desarrollo de muchos de los tejidos y órganos de su cuerpo. Es el componente más esencial de nuestras células.
Lo ideal es una mezcla de proteína animal y vegetal. Entre las fuentes de proteína animal están la leche, el yogur, la cuajada, el queso, el pescado y las carnes magras. Entre las fuentes de proteína vegetal están las patatas, los frutos secos, los cereales integrales y los productos de soja. No deberías dejar de comer carne durante el embarazo porque contribuye a tu suministro de nutrientes esenciales. Para ello, basta con una ingesta total semanal de 300-600 g de carne y embutidos (¡nada de productos crudos!) durante el embarazo. Asegúrate de que tu carne esté siempre cocinada por completo o muy hecha.
Los hidratos de carbono, que regulan tus niveles de glucosa en sangre con ayuda de las hormonas insulina y glucagón, son una importante fuente de energía y tu bebé depende de ellos.
Si no recibes la suficiente energía, pronto comenzarás a sentirte débil. Es importante que prestes atención a la calidad al elegir una fuente de energía. Los productos integrales, las verduras, las patatas y la fruta liberan lentamente su energía en el organismo. Los alimentos azucarados aumentan la sensación de hambre y el ansia por consumir más. Nuestro consejo: come bien para sentirte bien.
Las grasas son importantes para el desarrollo de tu bebé porque favorecen su crecimiento.
La ingesta diaria de grasa (de hasta 80 g) sustenta la propia alimentación del bebé, así como a la función de ciertas vitaminas que solo pueden ser absorbidas por el cuerpo mediante su unión a las moléculas de grasa. Las grasas de alta calidad (como los aceites de colza, oliva o girasol) o las grasas de la leche son perfectas. Puedes tomar mantequilla, pero te aconsejamos que tengas cuidado con los alimentos que tienen un gran contenido en grasa tales como algunos embutidos, patatas fritas, mayonesa, salsas, tartas, etc.
Todos los procesos importantes del cuerpo se accionan gracias a las vitaminas.
Con una dieta equilibrada, no deberías tener ningún déficit, incluso durante el embarazo.
Las fuentes de vitaminas más importantes son la fruta, las verduras y los lácteos. Para disponer de todas las vitaminas en su justa cantidad, deberías adquirir frutas y verduras frescas o congeladas, y consumirlas principalmente crudas o cocinadas al vapor. Las verduras de hoja verde contienen, entre otras vitaminas, el tan importante ácido fólico.
Los micronutrientes tan solo son necesarios en cantidades muy pequeñas. Con algunas excepciones, recibirás la suficiente cantidad de los mismos con tus comidas diarias si tu dieta es equilibrada.
Minerales muy importantes para el desarrollo y conservación de los dientes y huesos, tanto para los tuyos como para los de tu bebé. Las fuentes más recomendables de los mismos son la leche y otros lácteos.
Este mineral regula el equilibrio hídrico o, más concretamente, la eliminación de agua por parte de los tejidos. Los plátanos y los albaricoques (frescos o deshidratados) son fuentes ideales de potasio. Si notas una hinchazón evidente en brazos y piernas debes hablar inmediatamente con tu médico.
Sin hierro, sufriríamos un grave déficit en sangre. El hierro es el responsable de la creación de hemoglobina (Hb), el pigmento rojo de nuestras células sanguíneas. Su función es la de transportar el oxígeno desde los pulmones, pasando por las arterias, a todas las células del organismo. Pero el hierro solo se puede obtener a través de la dieta. Las mejores fuentes de hierro son la carne, los frutos secos, el pan integral, la col rizada, los copos de avena y el mijo. La vitamina C contribuye a la absorción del hierro, mientras que el magnesio la inhibe. Por ello, lo más recomendable es que esperes dos horas tras cada comida antes de tomar comprimidos de magnesio para tratar los calambres.
Durante el embarazo, incluso los riñones trabajan a toda máquina y necesitan más líquidos para funcionar correctamente. Necesitarás beber al menos 2 litros cada día. Existe actualmente un debate muy intenso en torno al café, pero solo es aplicable a grandes cantidades. No hay problema en que tomes unas 2 tazas al día. Lo mismo ocurre con el té negro. Sé cautelosa con las bebidas azucaradas: los refrescos, las bebidas de cola y algunos zumos de frutas contienen muchísimas calorías.
Se recomienda consumir pescado una o dos veces por semana durante el embarazo para obtener así suficientes ácidos grasos poliinsaturados, además de una relevante fuente de yodo y selenio. Los tan importantes ácidos grasos omega-3 abundan en el pescado azul, como el salmón, la caballa, el arenque, el atún y las sardinas. Con respecto a los posibles contaminantes presentes en los grandes pescados de agua salada como el atún, el pargo de los manglares, el pez lobo, el bonito y el tiburón, estos no se deben consumir con frecuencia ni en grandes cantidades. Si se siguen estas medidas de prevención, el pescado puede ser un importante grupo alimentario para las mujeres embarazadas. Si decides no consumir pescado durante el embarazo, deberías hablar con tu médico acerca de cómo suplir tus necesidades de ácidos grasos esenciales. Algunos aceites vegetales, como por ejemplo el de colza, lino o nuez, son una opción interesante. También existen productos y suplementos alimenticios con ácidos grasos omega-3 para que puedas asegurarte de consumir la cantidad suficiente. Consulta con tu médico si deseas utilizar productos complementarios.
Durante los primeros 3 o 4 meses, la mayoría de las mujeres cogen peso porque tienen mayor apetito. Hasta el parto es habitual engordar de 10 a 12 kilos. Ese es el promedio. Podría ser menos en tu caso, pero siempre que estés comiendo lo suficiente no hay ningún problema. Si coges mucho más peso, el médico te supervisará para garantizar que sigas dentro de un peso saludable.
La preeclampsia (anteriormente conocida como toxemia gravídica) es una enfermedad relacionada con la presión arterial alta que puede estar asociada a edemas y eliminación de proteína a través de la orina. Una señal de alarma es a menudo la hinchazón de los dedos y pies. En casos más graves pueden producirse mareos, dolores de cabeza, somnolencia, visión borrosa, náusea y vómitos. Cuanto más grave sea el cuadro, mayor será el riesgo de un parto prematuro y de una hipertensión que ponga en peligro la vida de la madre. Para reconocer y tratar la enfermedad al principio de su desarrollo, son especialmente importantes las revisiones prenatales frecuentes. En ocasiones se siguen ofreciendo consejos nutricionales anticuados acerca de cómo tratar la preeclampsia. Comer exclusivamente arroz algunos días y utilizar productos diuréticos no sirve de ayuda, y no es recomendable dejar de consumir sal de mesa. Para las mujeres embarazadas sanas, así como para aquellas a quienes se les haya diagnosticado preeclampsia, se recomienda una ingesta moderada de sal de mesa junto con una dieta equilibrada rica en proteínas y con líquidos en abundancia.
Las mujeres que padecen fenilcetonuria o hiperfenilalaninemia estando embarazadas sufren de fenilcetonuria materna. En tales casos, se recomienda una estricta dieta baja en fenilalanina a lo largo de todo el embarazo. Los valores de fenilalanina en sangre tendrán que revisarse a menudo y a intervalos regulares por parte de un médico y la dieta baja en fenilalanina deberá ajustarse en consecuencia. Los niveles de fenilalanina del feto son aproximadamente el doble de los de la madre. Niveles altos de fenilalanina en el cuerpo de la madre pueden dañar al feto (incluyendo su cerebro o corazón) o dar lugar a un aborto espontáneo. En estas circunstancias, todo embarazo debe estar bien planificado y debería confiarse desde el principio en un ginecólogo para evitar daños al feto durante las primeras etapas del embarazo. Por tanto, es recomendable comenzar una estricta dieta baja en fenilalanina, bajo supervisión médica, antes incluso de la concepción.
Si tienes alguna pregunta relacionada con nuestros productos contacta con nosotros, estaremos encantados de ayudarte y aconsejarte.